jueves, 16 de octubre de 2014

Experiencia de hallazgo de los textos

Mientras charlábamos para saber de qué manera conseguiríamos el dispositivo para estudiar, recordamos inmediatamente las bibliotecas de nuestros abuelos, con los libros y sus hojas amarillentas, los lomos partidos, las portadas despedazadas y el polvo consumiendo las palabras que ya habían sido olvidadas. Supimos de una vez que esos viejos libros serían nuestra elección para realizar un análisis de la sociedad y la educación durante el siglo pasado, pero nos enfrentábamos a un desafío, ninguno de nuestros abuelos con sus estanterías vive en Ibagué, y antes del plazo otorgado para conseguir los dispositivos posiblemente ninguno tendría la oportunidad de viajar hasta los pueblos para traer los materiales.

Pero el plazo se extendió por una semana y el momento que se esperaba llegó, uno de nosotros logró viajar hasta la ciudad de Girardot y visitar a su familia, escarbando entre el librero, oliendo el agradable aroma de las páginas antiguas y soplando las portadas empolvadas logró su cometido, encontrando algunos libros que sus abuelos no se negaron a prestar.  

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